ANGÉLICA JIMÉNEZ, DE IG METALL, EN LA FACULTAD DE SOCIALES: EL IMPACTO DE LA DIGITALIZACIÓN EN LA PRODUCCIÓN Y EN EL MERCADO LABORAL Y EL ROL DE LOS SINDICATOS.

Las características del mundo del trabajo hoy, el impacto de la digitalización en la producción y en el mercado laboral y el rol de los sindicatos en el nuevo escenario fueron algunos de los temas de los que habló Angélica Jiménez, de IG METALL – Confederación Sindical Metalúrgica alemana-, en una charla debate en la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires. Participaron trabajadores, dirigentes de la Federación de Trabajadores de la Industria, Servicios y Afines (FeTIA), investigadores y estudiantes. La actividad estuvo organizada por la Fundación Friedich Ebert Stiftung (FES) y la Facultad de Sociales el viernes 24 de mayo.

Para Jiménez, quien es responsable de América Latina en el Departamento de Política Sindical Transnacional de IG Metall, el mundo actual es cambiante, se encuentra en plena transformación tanto a nivel producción como en lo que se refiere a la organización del trabajo. Los procesos de digitalización, explicó, van a abrir campos de comunicación entre la academia y los sindicatos para definir en qué dirección se deben formar a los futuros técnicos.

Uno de los primeros desafíos de esta nueva etapa fue realizar un diagnóstico de la situación actual. «La primera sensación fue que se iban a perder millones de puestos de trabajo, pero no es tan así. En el caso de la producción directa, va a haber otro proceso de automatización, de robotización y acumulación de datos. Sí se va a producir una transformación importante en la organización del trabajo. Surgieron varios proyectos para investigar cómo está cambiando la producción», señaló. Y agregó: «Habrán algunas profesiones que desaparecerán, pero habrán también profesiones nuevas que surgirán. Eso va a generar una necesidad de capacitación muy grande, los trabajadores tendrán que estar dispuestos a capacitarse con una formación básica pero que sea complementable con otros cursos o formaciones adicionales. Tendrán que ir adaptando su capacitación y empleabilidad para los futuros cambios», advirtió.

En ese nuevo contexto, los sindicatos «deberán procurar que los trabajadores tengan acceso a una formación de calidad, que los nuevos sistemas de producción no dañen la salud de los trabajadores, sobre todo la salud psíquica, que con los nuevos sistemas tecnológicos sea el ser humano el que siga determinando el ritmo de trabajo y no la máquina la que obligue al ser humano a llevar un ritmo determinado. Otro de los desafíos para los sindicatos es ver qué pasa con los datos que generan los trabajadores en el proceso productivo, quién los recopila, qué se hace con ellos, cómo guardar la privacidad de los trabajadores y cómo garantizar que no sean controlados».

 

 

Otro problema que habrá que abordar con la digitalización tiene que ver con los límites entre el tiempo de trabajo y de ocio. Cómo las nuevas tecnologías se meten en la vida de la gente y se difuminan las fronteras entre el trabajo y la vida familiar. Un empleado de mantenimiento en lugar de ir a la fábrica a buscar las órdenes de reparación que debe realizar durante el día, ahora las recibe en su celular. «Si mira su dispositivo durante el desayuno, ¿está trabajando? ¿está en su tiempo familiar? Horarios de trabajo extensos, la disponibilidad para que la empresa llame o asigne trabajo en cualquier horario, que no se pueda delimitar “ahora me dedico a mi familia, ahora me dedico a trabajar”. Ese es un gran peligro, que el trabajador se vaya quedando aislado y no tenga conexión con los otros compañeros de trabajo y vaya perdiendo un poco la conciencia de pertenecer a un colectivo. Ese también es un problema serio», explicó Jiménez.

 

 

Y concluyendo su exposición, Angélica Jiménez agregó que están debatiendo internamente como queremos posicionarnos como sindicato, cómo confrontar con estas nuevas evoluciones que se están produciendo en la empresa y al mismo tiempo enviando mensajes hacia la opinión pública, hacia la política y los empresarios diciendo que estamos convencidos que es necesario una transformación de la producción que sea más respetuosa con el medio ambiente, que las transformaciones de la producción, tienen que ser social y ecológicamente justa, que estamos de acuerdo con que la tecnología no la vamos a parar, pero ni un proceso ni el otro se pueden hacer a costa de los puestos de trabajo ni a costas de los trabajadores y por eso el 29 de junio se realizará en Berlín una gran movilización enviando ese mensaje: “toda la transformación que se va hacer en el mundo de la industria y del trabajo solo puede hacerse con nosotros, tiene que contar con los sindicatos, que no se haga a costa de nosotros sino contando con nosotros” concluyó.

Luego vinieron las preguntas y el debate*.

Pedro Wasiejko, secretario general de la FeTIA, opinó que “En Argentina esta etapa de digitalización y estos nuevos formatos de trabajo se dan de una manera muy desordenada y de la mano de las grandes corporaciones que aplican estas tecnologías, las .com, las empresas tipo Uber, Apple, Amazon, Google, que lo implementan sin ningún tipo de restricciones. Y nuestro país, con un gobierno como el de Mauricio Macri, es un paraíso para este tipo de empresas. Los ciudadanos son meros consumidores y ese es un desafío muy grande, que nos obliga a ver cómo enfrentamos esta situación», explicó.

En relación a la producción de datos, Wasiejko también señaló que no pueden ser propiedad exclusiva de las empresas que muchas veces los obtienen incluso de forma irregular o indebida. «En algunos casos no cuidan ninguna norma ética de la libertad y de la privacidad de los ciudadanos. Los datos tienen que ser propiedad del Estado. Ese es un gran desafío porque hoy los datos son un insumo. Son como el petróleo, el oro, el trigo, la soja. Hoy la producción de datos es un insumo estratégico».

Por último y respecto al rol de los sindicatos en Argentina, el Secretario General de la FeTIA señaló que los gremios están tomando el desafío, aunque advirtió que están algo atrasados en el tema. «La estrategia de organizar a los trabajadores en este tipo de empresas nuevas con la fórmula típica, con el modelo sindical tradicional, va a producir una situación que lleva a un callejón sin salida. El modelo tradicional para poder enfrentar este tipo de iniciativas tiene profundas limitaciones. Se necesitan organizaciones fuertes. La estrategia de la FeTIA tiene que ver con eso, con desarrollar una representación de los trabajadores con el suficiente poder y capacidad de organización en ese tipo de empresas. Hoy un sindicato no solamente tiene que ser declamativo, sino que tiene que ser efectivo a la hora de resolver los problemas de sus compañeros», aseguró.

 

 

*Próximamente subiremos el video completo.

 

Material de apoyo para descargar:

Una guía sindical para una transición justa para los trabajadores.

La transición a una economía limpia más sostenible debe ser económica y socialmente justa y equitativa para los trabajadores y sus comunidades.

Compartimos este importante aporte de IndustriALL a un desafío urgente que tenemos como trabajadores. Junto a IndustriALL rechazamos «una visión exclusivamente del sector privado de una Transición Justa; la economía de casino ha creado en gran medida los problemas de hoy y no tiene respuestas a estas preguntas. No vamos a comprar nuestro camino hacia la sostenibilidad».
Muy importante material cuya lectura y estudio recomendamos.

UNA GUÍA SINDICAL

¿Qué es una Transición Justa?

El objetivo de una Transición Justa es proporcionar un futuro esperanzador y optimista para todos los trabajadores, especialmente aquellos en industrias que pueden verse impactadas por los esfuerzos para limitar los gases de efecto invernadero o por la introducción de nuevas tecnologías.

Una Transición Justa debe ofrecer un futuro en el que los trabajadores, sus familias y las comunidades y culturas de las que son parte puedan creer, al que puedan aspirar, apoyar y comprometerse a lograr. Debemos luchar por un buen futuro.

El sector privado desempeña un papel en la construcción de un puente de Transición Justa hacia un futuro sostenible. En particular con las grandes corporaciones multinacionales, los principios de las políticas industriales sostenibles y una Transición Justa deberían incorporarse en los convenios colectivos. Actuar responsablemente es un buen negocio a largo plazo.

Sin embargo, las políticas industriales sostenibles y la Transición Justa tienen que ver principalmente con políticas públicas de interés público. IndustriALL rechaza una visión exclusivamente del sector privado de una Transición Justa; la economía de casino ha creado en gran medida los problemas de hoy y no tiene respuestas a estas preguntas. No vamos a comprar nuestro camino hacia la sostenibilidad.

En todo momento, todo apoyo a políticas públicas debe garantizar los principios y derechos fundamentales en el trabajo según lo definido por la Declaración de la OIT de 1998. Deben protegerse los derechos de los sindicalistas y los sindicatos deben exigir estabilidad institucional, protección para el sindicato como institución, a través del período de transición.

Nuestras exigencias son completamente razonables, técnicamente posibles y asequibles.

La transición a una economía limpia más sostenible debe ser económica y socialmente justa y equitativa para los trabajadores y sus comunidades. Las tecnologías avanzadas, o la energía sostenible, o las industrias más ecológicas, deben beneficiar a todos y no solamente a un puñado de multimillonarios. En una época en la que Oxfam informa que 26 personas controlan tanta riqueza como la mitad de la población mundial, no debería haber dudas de que es necesario compartir mejor los costos y beneficios del cambio.

La lucha por una Transición Justa apoya, y es apoyada por, exigencias de larga data de los sindicatos de programas de protección social fuertes (cuidado de la salud, seguridad de los ingresos, servicios sociales, educación).

Cuando se exigen programas de Transición Justa y políticas industriales sostenibles, se debe recordar a los líderes políticos que en cierto modo ellos ya están comprometidos con estos en principio.

  • Es un requerimiento clave del Acuerdo de París sobre el cambio climático adoptado en la COP21 en 2015.
  • Es el objeto de la Declaración de Silesia sobre Solidaridad y Transición Justa adoptada en la COP24 en 2018.
  • Está definido en las Directrices para una Transición Justa hacia Economías y Sociedades Ambientalmente Sostenibles para Todos de la OIT.
  • La inversión en programas de Transición Justa está explicada por la organización en los Principios para la Inversión Responsable en su documento El cambio climático y la transición justa: una guía para la toma de decisiones de los inversores.
  • Está reflejado en los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas.
  • Los sindicatos también deben enfrentar los cambios que se avecinan. Se está discutiendo la industria 4.0, ¿qué hay del sindicato 4.0? ¿Qué deben hacer los sindicatos para mantener su credibilidad y pertinencia para los sindicalistas presentes y futuros? Los sindicatos no mantendrán su credibilidad y pertinencia si se niegan a cooperar entre sí, o si intentan defender lo indefendible.

La sostenibilidad, especialmente su dimensión social, es fundamentalmente una lucha sindical. Nadie más tiene el poder o la capacidad de hablar en nombre de los trabajadores, las familias de los trabajadores y las comunidades que dependen de ellos. El futuro se definirá por las decisiones tomadas ahora.

«La transición a una economía limpia más sostenible debe ser económica y socialmente justa y equitativa para los trabajadores y sus comunidades.»

IndustriALL Global Union

Cambio climático

El cambio climático es una grave amenaza para el bienestar de todos y su principal causa es la actividad humana. Las pruebas son irrefutables. Científicos del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático han emitido una severa advertencia: el mundo tiene aproximadamente una ventana de 12 años para actuar si deseamos mantener el calentamiento global promedio en menos de 1,5 C por encima de los valores preindustriales y evitar una catástrofe ambiental.

Este ambicioso objetivo es asequible y tecnológicamente viable. Lo que falta es la voluntad política de tomar medidas y un plan de Transición Justa para mantener la coherencia social a través de las transformaciones necesarias.

El acuerdo de París y la Transición Juste

En 2015 se llevó a cabo la 21.a Conferencia de las Partes en la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC) en París, Francia. En esta conferencia se acordó un conjunto de principios para abordar la crisis del cambio climático. Gracias a las intervenciones exitosas por parte de los sindicalistas, el Acuerdo de París exige una Transición Justa.

La base del Acuerdo de París es que si bien las naciones deben desarrollar sus propios compromisos para reducir la emisión de gases de efecto invernadero, deben controlar su progreso y generar informes constatables. La CMNUCC realizará un balance periódico del progreso general y prestará asesoramiento a los estados miembros para que aumenten su compromiso, con base en asesoramiento científico.

La expresión significativa que se encuentra en el preámbulo del Acuerdo de París es que las Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional deben “tener en cuenta la necesidad de una transición justa de la fuerza de trabajo y la creación de trabajo decente y empleos de calidad”.

Esto se reafirmó en la COP24 de 2018, en Katowice, Polonia. La intención de la COP24 era finalizar el reglamento para permitir que se implemente el Acuerdo de París. Se adoptó una declaración sobre la Transición Justa, lo que se considera un logro fundamental para el movimiento laboral.

La declaración demuestra un claro compromiso de los estados miembros de las Naciones Unidas a lograr una Transición Justa. Serán los movimientos laborales a nivel mundial y otras organizaciones de la sociedad civil los que deberán velar por que los gobiernos cumplan con su compromiso. Se avecina una profunda transformación de la economía y, tal como lo explica de manera sencilla el Presidente General de la División de Minería y Energía del Sindicato de Construcción, Forestación, Minería y Energía de Australia (CFMEU, por sus siglas en inglés), Tony Maher: “Podemos hacerlo de manera justa o injusta”. Depende de nosotros.

Industria 4.0

IndustriALL Global Union utiliza el término Industria 4.0 para describir un conjunto de tecnologías disruptivas y estructuras de trabajo que están transformando rápidamente el mundo del trabajo. Estas incluyen digitalización avanzada, inteligencia artificial, máquinas interconectadas semiautónomas, robótica avanzada, impresión 3D, nanotecnología, biotecnología avanzada y trabajo en plataformas, entre otras. Las tecnologías en sí mismas no son el problema, sino la lógica que impulsa su introducción, que en este momento es reducir los costos laborales y las normas laborales.

Si podemos guiar la implementación de estas nuevas tecnologías, podemos crear trabajo de calidad con tiempo de trabajo reducido y mejora en la salud y seguridad ocupacional. Algunas de las principales estrategias de IndustriALL para la Industria 4.0 son:

  • la exigencia de participación plena de los trabajadores conforme tienen lugar las discusiones a nivel mundial, regional, nacional y empresarial sobre la Industria 4.0
  • la protección de los derechos humanos y de los trabajadores, particularmente los derechos a la información, capacitación y educación y a la privacidad
  • una Transición Justa para los trabajadores, sus familias y las comunidades que dependen de ellos, a través de la transformación

Independientemente de si tomamos medidas con respecto al cambio climático u otras crisis ambientales, o de si aceptamos o ignoramos los cambios tecnológicos, estos cambios vendrán. Ocurrirá una transición y la única elección que tenemos es si será una lucha violenta por empleos o recursos tales como el agua, la energía y la tierra fértil, medidas de supervivencia desesperadas de último momento que desestimen completamente los derechos humanos y la protección social, o una Transición Justa y ordenada que respete y proteja a los trabajadores actuales mientras se crea nuevo trabajo decente en industrias sostenibles.

Una Transición Justa proporciona un camino hacia un futuro sostenible, en todos los aspectos de sus dimensiones sociales, económicas y ambientales. Para que la transición sea verdaderamente justa, esta debe apuntar a un futuro optimista, un futuro que los trabajadores, sus familias y las comunidades que dependen de ellos puedan apoyar y comprometerse a lograr.

«Para una Transición Justa hacia un futuro en el que el ambiente esté protegido y la economía sea próspera, los trabajadores necesitan políticas industriales sostenibles, con fuertes protecciones sociales y respaldo para los trabajadores, guiadas por el diálogo social.»

IndustriALL Global Union

Artículo publicado en IndustriALL

Guía sindical para descargar (PDF)

 

ASIJEMIN saluda en el Día de la Minería

Para nosotros, los mineros, el 7 de mayo significa no sólo nuestro día, representa también la ratificación de una minería nacional donde puede potenciar a un país desarrollado.

Una actividad pujante que fortalece a todos los sectores sociales, culturales y otras industrias; con el respeto a las comunidades y el medio ambiente, trabajando en conjunto para un bien común.

La minería significa una nueva vida, un empleo digno, una educación, una casa, salud y felicidad.

Ser minero con todo el sacrificio de las jornadas en un yacimiento, llevando siempre una alegría sana para nuestras familias y sabiendo que sumamos nuestro esfuerzo para una patria más justa para todos.

La minería del siglo que estamos viviendo debe ser un motor de impulso verdadero a todos esos sueños y objetivos que anhelamos como Argentina.

Es por eso que, desde nuestra organización sindical, les deseamos un Feliz Día de la Minería y decimos una vez más: ¡orgullosos de ser mineros!

Marcelo Mena Muñoz – Secretario General de la Asociación Sindical del Personal Jerárquico, Profesional y Técnico de la Actividad Minera Argentina

El pase de diapositivas requiere JavaScript.

La reforma laboral mexicana: Un nuevo modelo de sindicalismo

El Congreso mexicano, impulsado por López Obrador, aprobó una reforma laboral, la más importante en décadas, que para Javier Buenrostro, historiador de la UNAM, «puede ser el principio de una mayor justicia laboral para los trabajadores». La reforma se adapta a los paradigmas internacionales, ratificando los Convenios 87 y 98 de la OIT. No parece poco después de 70 años que los sucesivos gobiernos mexicanos se negaron a hacerlo.

 

Por Javier Buenrostro

La democracia sindical, impulsada por López Obrador, permitirá el sacudimiento del movimiento obrero, largamente aletargado por el autoritarismo priista y el desmantelamiento de los derechos laborales.

Hace unos días se celebró el Día del Trabajo en todo el mundo. En México hubo las conmemoraciones de rutina: mitines, discursos sindicales, comidas entre dirigentes, etcétera. Pero también hubo algo diferente, a lo que no se le ha dado la atención suficiente. En el Congreso se aprobó una reforma laboral, la más importante en décadas, que puede ser el principio de una mayor justicia laboral para los trabajadores, algo que en tiempos del neoliberalismo y el desmantelamiento de los derechos laborales en todo el mundo no es poca cosa.

Hay varios puntos a destacar. Primero, la reforma se adapta a un paradigma internacional, ratificando los Convenios 87 y 98 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT). Desde 1949, México se había negado a ratificar el convenio 98, por lo que solo esto ya supone un cambio en la política laboral de los últimos 70 años. ¿En qué consiste este convenio? Promueve una libre negociación colectiva y permite la elección de directivas sindicales mediante el voto personal, libre, secreto y directo de las y los trabajadores. En pocas palabras, adiós a los sindicatos «charros» u oficialistas, que pactaban su apoyo al presidente a cambio de prebendas personales para sus dirigentes.

 

 

La historia del «milagro mexicano» (1940-1970) está basada en la explotación del trabajador, ya que mientras las devaluaciones (1948 y 1954) afectaban fuertemente el poder adquisitivo de los mexicanos, el control de los sindicatos fue clave para la formación del capital en México, al mantener los salarios muy por debajo de la inflación. Era el trabajador, no el gobierno ni los empresarios, quien pagaba los platos rotos del mal manejo de la economía.

El control de los sindicatos fue clave para el desarrollo del autoritarismo y del capitalismo en México, a tal punto que, en esos tiempos, un secretario del Trabajo, Adolfo López Mateos —generalmente de perfil bajo dentro de los miembros del gabinete—, llegó a ser presidente gracias al férreo control sindical que mantuvo con mucho garrote y pocas zanahorias.

No es cosa menor que López Obrador, a quien la oposición acusa de ser autoritario, en la realidad esté desmontando uno de los mecanismos históricos de control del presidencialismo mexicano, al democratizar los sindicatos y la elección de sus dirigentes. Se acabaron las representaciones únicas, tanto sindicales como directivas, y poco a poco se verán las repercusiones de esta medida, pero es un hecho que significa una forma de regresarle poder y derechos a la clase trabajadora. La libre afiliación será fundamental para la democratización del sindicalismo mexicano.

En este mismo sentido apunta la desaparición de las juntas de Conciliación y Arbitraje, y la creación de los juzgados unitarios de lo laboral, que no dependerán del Poder Ejecutivo sino del Judicial, tanto a nivel federal como estatal. Estas juntas solían ser instrumentos del Ejecutivo y de los empresarios para irrespetar derechos laborales o para contrarrestar las huelgas obreras. Sin duda, veremos un mayor activismo sindical, que no responderá necesariamente a inconformidades graves con el gobierno sino a una mayor libertad sindical. Algo similar a lo que se vivió durante el cardenismo.

De forma paralela a esta gran reforma laboral, también se reformaron las leyes federales del Trabajo y del Seguro Social, con el objetivo de regular el trabajo doméstico remunerado, así como para reconocer y garantizar los derechos de las personas que se dedican a esta labor. Más de dos millones de trabajadoras del hogar, que no contaban con derechos laborales ni seguridad social, empezarán a ser reintegradas a la economía formal. Se empieza a recorrer un largo camino para hacerle justicia a un sector (mujeres indígenas sin estudios, en una amplia mayoría) históricamente olvidado y discriminado. Ahí está la referencia popular de la película Roma, al respecto de esta problemática.

Aunque estrictamente no es parte de la reforma laboral, también se ha empezado a abordar de manera seria la pauperización de los salarios durante la época neoliberal; aunque si uno revisa la historia, el problema es tan añejo que se remonta al gobierno de Miguel Alemán (1946-1952). El incremento salarial ha sido del 16 %, el más alto en tres décadas, y se prevé que al final del sexenio el salario mínimo, que en la actualidad es uno de los más bajos del continente, pueda llegar a los 300 pesos diarios (15 dólares), el triple de lo que se percibe hoy en día.

Evidentemente hay descontento entre los principales líderes sindicales, que ven en peligro sus feudos de poder y riqueza, así como entre los empresarios, que se verán exigidos a un mayor cumplimiento de sus obligaciones patronales. La proliferación de más sindicatos, más independientes y menos obligados a obedecer al gobierno o a los empresarios, provocará una mayor actividad sindical, con la cual el statu quo no está de acuerdo. Sin embargo, este sacudimiento es más que necesario en México, uno de los lugares con mayor control sindical en el mundo. Como escribí líneas arriba, veremos una gran actividad sindical y seguramente muchos estallidos de huelgas, pero no hay que confundir eso con desacuerdos profundos con el Gobierno. Es precisamente López Obrador quien está impulsando la democracia sindical que permitirá el sacudimiento del movimiento obrero, largamente aletargado por el autoritarismo priista y el desmantelamiento de los derechos laborales.

¿Pendientes? Claro que los hay. Uno muy importante y que ya ha estado en discusión en el Congreso es el tema del ‘outsourcing’ o subcontratación. El gran problema laboral que construyó el neoliberalismo es la tercerización, de la que casi todos hemos sido objeto en las últimas tres décadas. No importa si eres un trabajador sin estudios o un profesionista con posgrados; alguien que trabaja por destajo o un académico o un médico que lleva años trabajando a tiempo completo pero sin plaza fija.

 

La subcontratación es una forma de explotación moderna donde, a pesar de ejercer un trabajo, no se tiene acceso ni a los derechos laborales ni a la seguridad social. Un mal de nuestro tiempo, que afecta lo mismo a los países ricos que a los pobres, ya que ha sido una característica intrínseca al desarrollo del neoliberalismo. Queda por resolver este importante pendiente, aunque da esperanzas que haya empezado tomarse en cuenta en la discusión y exista la promesa de que a fin de este año podría abordarse para legislar al respecto. Veremos.

Los alcances de la reforma laboral no se han discutido ni difundido ampliamente. Tal vez sea una estrategia de los damnificados intentando que pasen desapercibidos la mayor parte del tiempo posible. Aun así, esta reforma inyectará nueva vida al sindicalismo mexicano y poco a poco tendrá un importante efecto en la vida pública del país. Que todo sea en beneficio de los trabajadores, que somos la mayoría de los ciudadanos.

(Artículo publicado en RT)

Informe de Coyuntura Económica Nº 30 de CIFRA: LA MAGNITUD DE LA CRISIS ECONÓMICA EVALUADA EN PERSPECTIVA.

El Centro de Información y Formación de la República Argentina – CIFRA- de la CTA de los Trabajadores, nos envía su Informe de Coyuntura en el que la magnitud de la crisis económica y el consecuente impacto regresivo, hace improbable el éxito de las medidas cortoplacistas que intenta implementar el gobierno.

El sobreajuste en el consumo y la inversión, la caída generalizada en los sectores de actividad, el cierre de empresas, la reducción del empleo, la caída del salario real en el sector privado y público, la inflación, el aumento de la pobreza, entre otros parámetros, son graficados y analizados en profundidad y definen un marco en el que claramente, el efecto de estas medidas (una tregua de precios en un conjunto acotado de productos, la expansión del crédito a jubilados y beneficiarios de la AUH, el freno parcial a los aumentos de tarifas), no sólo es limitado sino que es improbable que se logre repetir la experiencia (“la primavera”) de 2017 en el marco de la crisis actual, las restricciones presupuestarias, las dificultades para estabilizar el tipo de cambio y el alza en las tasas de interés.

El documento completo lo puedes leer aquí:

IC 30