[OPINIÓN] Modesto Guerrero: “O Maduro expropia a los grandes capitales, o éstos lo acabarán”

El café diario publica una entrevista que Daniela Vargas hace a Modesto Guerrero, periodista y analista venezolano. Guerrero, que vive en nuestro país desde 1990, biógrafo de Hugo Chávez, es consultado asiduamente por los medios locales por su conocimiento del proceso venezolano, se autodefine como “la voz política crítica del chavismo, dentro del chavismo”.

En esta nota describe a Venezuela a partir de su situación geopolítica. “Tiene la primera reserva de petróleo pesado y la tercera reserva de oro del planeta, sumado a que posee un océano de coltán y otros minerales tecnológicos debajo de la tierra sobre la que se monta un estado que no depende del sistema mundial manejado por Estados Unidos. Y en el centro se encuentra un gobierno que se llama de izquierda. Las tres cosas juntas son tres buenos motivos para hacerle la guerra permanente al gobierno de Maduro“.

El analista venezolano asegura que Maduro tiene dos opciones. Seguir los pasos de Cuba, “o vivir en el marasmo de crisis recurrente durante 50 años más, como la estirpe de Macondo que está condenada a la destrucción si repite sus errores. Ese es el dilema, que fue el de Perón, de Allende, de Vargas, de Juan Velasco, de todos quienes liberaron alguna rebelión en América Latina”.

*Las notas de opinión no reflejan necesariamente la opinión de FeTIA Oficial.

 

Por Daniela Vargas

Sentado en la mesa de un bar, disfrutando de la brisa que corre una mañana de enero, Modesto Emilio Guerrero lee Cien años de soledad, libro que, confiesa, lee todos los veranos. Admirador del barrio porteño de Floresta, lo elige como lugar de encuentro.

Nació hace 60 años en Paraguaná, península ubicada al norte de Venezuela. Biógrafo de Hugo Chávez, se define como “la voz política crítica del chavismo, dentro del chavismo” en Argentina, donde vive desde 1990.

En los últimos días fue protagonista de diversas entrevistas en los medios argentinos por su conocimiento y relación con la Revolución Bolivariana. Durante el encuentro, le llaman desde tres emisoras de radio para realizarle preguntas al aire y, al finalizar, irá a un canal de televisión. “Soy un hablador de paja, un propagandista”, dice, y afirma que ha recibido dos amenazas de muerte a 5 mil km de distancia. “Para ellos es peligroso porque das la campana contraria”.

Lo suelen llamar para que responda preguntas del tipo “¿el régimen de Maduro es una dictadura?” o “¿hay papel higiénico en Venezuela?”, que contesta pacientemente al tiempo que intenta explicar qué hay detrás de los titulares y qué significa lo que sucede hoy en su país de origen.

Periodista, escritor y ex diputado, Guerrero describe a Venezuela a partir de su situación geopolítica. Tiene la primera reserva de petróleo pesado y la tercera reserva de oro del planeta, sumado a que posee un océano de coltán y otros minerales tecnológicos debajo de la tierra sobre la que se monta un estado que no depende del sistema mundial manejado por Estados Unidos. Y en el centro se encuentra un gobierno que se llama de izquierda. “Las tres cosas juntas son tres buenos motivos para hacerle la guerra permanente al gobierno de Maduro“.

El analista venezolano asegura que Maduro tiene dos opciones. Seguir los pasos de Cuba, “o vivir en el marambos de crisis recurrente durante 50 años más, como la estirpe de Macondo que está condenada a la destrucción si repite sus errores. Ese es el dilema, que fue el de Perón, de Allende, de Vargas, de Juan Velasco, de todos quienes liberaron alguna rebelión en América Latina”.

¿Qué se está viviendo en Venezuela hoy?

Estamos viviendo una derrota de la derecha, de la oposición venezolana, que es la número 10 en términos político-militares y la número 23 de 25 pruebas electorales. La derrota se verifica en que fueron echados de los dos cuarteles que tomaron el 22 de enero, y están presos los que se robaron las armas y se rebelaron militarmente contra el Estado. Es decir, que se aplicó la Constitución por medios judiciales correctamente; no fueron fusilados en la plaza pública.

Después, Juan Guaidó se autoproclama presidente y, sin saberlo, queda presidente de dos poderes públicos, lo cual en ninguna república del planeta Tierra está permitido: Presidente del Congreso y Presidente de la República. Ese acto de locura no tiene explicación para ningún analista. Lo dejan pasar.

Así, esa derrota político-militar se transfirió al plano de la política diplomática. Llevaron las masas a la calle, lo cual preocupó. El 23 de enero, yo no estaba seguro de que ellos iban a ser derrotados porque llevaron más gente que el chavismo a la calle. La relación de fuerzas estaba a favor de ellos. ¿Qué se esperaba diplomática y mediáticamente? Había una dictadura que iba a caer y un pueblo que no soportaba más. Todos los hechos reales convertidos en titulares terroríficos. La imagen era esa.

Sin embargo, del 23 al 25 eso se modificó. La derecha quedó derrotada porque la disposición al combate del chavismo, siendo un poquito menos que el enemigo, era superior. Estaban dispuestos y armados para defender el Palacio de Gobierno. Ahí, el monopolio de las armas se quiebra por un rato y pasa a ser el monopolio del poder popular. Al mismo tiempo, fueron derrotados en la Organización de las Naciones Unidas y en su aliado más importante, que es la Unión Europea.

Esa derrota está siendo usada por la oposición, pero no por la de Juan Guaidó, sino por el resto de la oposición y, curioso, ninguno salió a apoyar al presidente autoproclamado; se quedaron callados. Ahora están negociando con el gobierno cómo sobrevivir en la derrota.

¿Cómo jugó la oposición en las elecciones de 2018?

Cuando Maduro se convence y declara que se adelantan las elecciones, el 20 de mayo de 2018, la oposición no se presenta. Entonces fue Henri Falcón, opositor, ex chavista, y sacó como 2 millones de votos. Bastante. Y Maduro sacó 5 millones 800 mil. Como ganó, entonces es fraudulento. Hubiera ganado Henri Falcón y serían las elecciones más limpias. Ese es el grado de delirio que imposibilita cualquier acceso al conocimiento. Es como la gente que acá dice que Cristina se robó tres PBI. Ellos armaron una fantasía, y les resultó.

Jimmy Carter lo dijo: el sistema de votación en Venezuela es inviolable. La forma de votar y el mecanismo de resolución del resultado son correctos. Entonces Bernie (Sanders) se convenció y sacó una declaración defendiendo a Maduro.

¿Cómo surgió Juan Guaidó?

Es un forúnculo. Un accidente producto de dos factores, el colapso de la sociedad venezolana en sus instituciones, y el colapso de la derecha, de la oposición a la que él pertenece. Si no, no tiene explicación. Es un ser anónimo. Un ser que no tiene ni prosapia, ni tradición, ni ha escrito un libro, ni es orador, ni tiene trayectoria militante, ni organizó un partido. Es nada. Un nihilista total.

¿Cómo es que Guaidó puede ser presidente del segundo poder político del país?

Por la circunstancia imprevista de que ellos ganaron el parlamento en 2015 y se dividieron. Al dividirse, alguien tenía que presidir el vacío, y se lo dieron a él. Sin embargo, no es estúpido. El acto de masa del 23 de enero lo hizo a dos cuadras de la embajada colombiana. Terminó el acto y se puso bajo su protección. Sino, lo hubieran agarrado en el camino y estaría preso.

Guaidó es el hombre de Estados Unidos en Venezuela, como acá en Argentina hay hombres candidatos que son directamente financiados o manejados por el Departamento de Estado, como (Sergio) Massa o (Elisa) Carrió. En Venezuela fueron (Henrique) Capriles, Leopoldo López, (Antonio) Ledezma.

¿Qué se espera que suceda en Venezuela?

Hay que ver qué negocian, cómo negocian, qué concede el gobierno, y la oposición. Lo más previsible es que lleguen a algún acuerdo de tipo electoral, pero si es presidencial tienen un problema.

Si Maduro acepta llamar a elecciones adelantándose 6 años, habrá capitulado. Esto es una hipótesis, no un pronóstico ni un deseo. ¿Por qué? Porque es regalarle 6 años de poder al enemigo, y si algo aprendimos desde Pancho Villa y Emiliano Zapata, pasando por todos los rebeldes del continente hasta hoy, menos Cuba, es que no se regala el poder una vez lo conquistas, porque el enemigo te destroza.

¿Cómo hizo la revolución bolivariana para tener el consenso que hoy le permite estar donde está?

El poder popular fue un proceso muy complejo, facilitado porque el jefe tenía conciencia de su necesidad y comprensión de su inevitabilidad. Y porque el movimiento con el que derrotamos el golpe de estado de 2002 no fue ni reprimido, ni contenido, ni cercado por el gobierno.

El poder popular es el secreto de toda revolución, no es otra cosa. En diciembre de 2002, Chávez dice “organícense como quieran, pero organícense”, porque era un despelote. Todos leales y ninguno obediente. Todos críticos, pero eso es un despelote, y es lo que aprovecha el enemigo para ganarte. Los movimientos se organizaron y derrotamos el segundo intento golpista que fue el golpe petrolero de diciembre de 2002 con Chávez en pleno acontecimiento.

Y un poco después, cuando brotaron de los movimientos, de las organizaciones comunitarias, barriales, militantes, 1325 medios alternativos, Chávez dijo “¿qué necesitan?”, no “no hablen”.

En una oportunidad los vecinos echaron a un ministro, y Chávez aprobó la echada. Militar así es fácil porque tienes un aliado en el gobierno. Esa es la Revolución Bolivariana secreta, opaca, de la que no se habla. A otros les interesa la superficialidad, la parte institucional, Chávez, Maduro; pero el secreto está abajo.

Habiendo poder popular, hay organización, disposición y conciencia; lo que el kirchnerismo se negó a formar. Hay conciencia de qué es un error y qué no es un error. Puedes clasificar. Eso costó 4 años de construcción de 2002 a 2007.

Sin embargo, el desarrollo del poder popular fue a contramano, porque ningún Estado quiere un poder alterno, y el poder popular es alterno. Existe porque los trabajadores lo han hecho. Existen centenares de comunas que organizan organismos sociales pero más para la defensa, no solo militar sino alimenticia. Es el límite y la potencia.

Sigue en construcción pero cada vez más limitado porque el gobierno de Maduro no hace nada. A Chávez le gustaba, no lo prohibía. A Maduro no le gusta. Yo milité con él en los años 80 en las huelgas; viene de un partido marxista, guerrillero, pero no lo hace porque en su cabeza está la diplomacia, el Parlamento. Tu destino lo construyes tú.

¿Por qué la derecha, la oposición, no ha podido contra la Revolución Bolivariana?

La crisis que tienen ellos se basa en un hecho opaco. Son pro-yanquis, testaferros, empleados de los yanquis. No tienen proyecto propio, no tienen Nación en la cabeza, o proyecto social de cambio. Los liberales acá, como Roca, Mitre o Sarmiento, toda esa generación de 1890, tenían un proyecto de Nación, de país, bien burgués y bien explotador. Argentina casi llega a ser un país metropolitano. Era la segunda economía del planeta en términos comerciales. Esa burguesía tenía un proyecto.

La burguesía venezolana no tiene nada. Lo único que tiene es odio. Odian sanguíneamente al chavismo, por eso los queman. Llegaron a quemar 31 chavistas vivos en la calle. Te matan. Yo tengo 2 amenazas de muerte y vivo a 5 mil kilómetros. Soy un hablador de paja, hablador de mariqueras. ¿Cuál es mi peligro? Soy un propagandista. Para ellos es peligroso porque das la campana contraria.

¿Qué sucedió tras la muerte de Chávez?

Chávez lo deja a Maduro con un programa y con un mandato. Desmontar el Estado capitalista corrupto de Venezuela para montar sobre sus ruinas un Estado comunal. Al no hacer eso, Maduro se hundió en la debilidad que es la que aprovecha el enemigo.

Esa debilidad fue facilitada por su incomprensión de que si no cumples el mandato, te pasa lo que le pasó a todos los procesos revolucionarios de América Latina menos Cuba. Como Cuba cambió la naturaleza del Estado, el carácter de la economía y la conciencia de la gente, ha podido durar medio siglo.

¿Qué opinás de la forma en que se trata lo que sucede en Venezuela en los medios de comunicación?

El periodismo actual se dedicó a informar de titulares, y un titular es el resumen chiquitito de un hecho, de un resultado. El resultado no es el hecho. Es el producto de una cadena causal de hechos, y esos hechos no se nombran ni se explican. Si los nombras, el titular se te muere.

¿Cuál es la forma de continuar con la Revolución Bolivariana?

Muy sencillo, eso lo enseñó ya la historia: expropiar. O Maduro expropia a los grandes capitales bancarios y productivos del país para blindar la economía e impedir la hiperinflación, la especulación y el desabastecimiento, sobre la base de una nueva economía productiva, o vivirá 100 años más en marambos políticos recurrentes. No hay otra forma de liberarse de eso. Si no lo hace, los capitalistas lo van a expropiar a él. Hoy, mañana o dentro de 5 años. Es un problema de tiempo y nada más.

Los trabajadores están dispuestos, aunque no sé si todos. Hay un centenar de fábricas bajo producción obrera y acaba de expropiarse una empresa muy grande que la abandonó el patrón y los trabajadores la tomaron.

Los hechos muestran en la historia latinoamericana que si tú no blindas tu economía y tu Estado, te lo blindan y te desalojan. No es un juego; ellos no juegan. Algunos políticos de izquierda creen que se puede jugar, como Lula (Luiz Inácio Lula da Silva) o Néstor (Kirchner).

A Lula lo bajaron de la candidatura en la Organización de las Naciones Unidas a preso. Ellos son crueles, hermano.

¿Por qué vino usted a Argentina?

Vine para acá en agosto de 1990 con una beca por un concurso de ensayo. Escribí un librito que se llama Panamá, soberanía y revolución, sobre la invasión yanqui a Panamá del año 89. Me dieron una platica, una placa, y tenía derecho a un seminario en México, Chile o Argentina. Pensé México es muy yanqui; Chile está derrotado, todos son tristes. Entonces fui a Puán (Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires). Osvaldo Bayer, (Tulio) Halperin Donghi y otros que me interesaban. Vine al Seminario de Historia 8 meses.

Mi beca era de 1.000 dólares. Eran millones de australes para este país. Me dieron los billetes en cajas de zapatos. Pero el seminario no funcionó. No había llave para abrir la puerta, otro día no había agua, otro día Osvaldo no llegó porque se emborrachó… el país no funcionaba, ¿por qué iba a funcionar un seminario? A los 3 meses me levanté a una gallega, la madre de mi hijo, y alquilé un apartamento de 2 ambientes en Acassuso.

Fui enamorándome de la bohemia de la capital, de los museos y las bibliotecas, donde robé todos los libros que pude, sobre todo del Diario La Prensa que tenía la mejor biblioteca de esta ciudad que yo había conocido. Yo iba y robaba libros. Robé decenas de libros porque los viejitos de 180 años que la cuidaban tardaban como 1 minuto en doblar el cuello para mirar, y yo tardaba 30 segundos en guardarlo.

Conseguí trabajo de periodista y tuve suerte. Me fui con la madre de mi hijo a Brasil y estuve dos años. Me volví con un hijo y me quedé acá. Un hijo es una raíz. Ahora, a los 60 años, tengo dos, y menos razones para irme.

Nunca me gustó vivir en Venezuela, porque no es el espíritu nacional que a mí me cuadra, no son los modos. A mí me decían “el nórdico” porque me gustaba todo lo estético, los sueños. Venezuela no te brinda eso, tiene cosas maravillosas, incluso tiene mejor teatro que acá, pero no tiene la vida cultural de la Ciudad de Buenos Aires. Si pudiera mudarme hoy, me iría a Bolivia o a Budapest.

¿Cuál es su historia política en Venezuela?

No soy un protagonista pero no soy un anónimo en la historia. Fui diputado antes de que Hugo Chávez fuera Chávez, tengo una carrera política, una carrera literaria, y he sido acá la voz política critica del chavismo, dentro del chavismo.

Soy un cuadro político, es verdad. Yo me formé en el barro de la clase obrera, en el barro de las huelgas obreras y del sindicalismo, y en la militancia política. Luego me hice intelectual, siempre quise ser escritor, era mi búsqueda porque yo era artista. A los 14 años era pintor; a los 17 egresé de la escuela de artes plásticas. Fui actor. Hasta los 21 era básicamente un artista, soñaba con eso. Por eso, la política no la veo como carrera, sino como un acto humano estético y ético. Eso es lo que me diferencia de muchos compañeros.

¿Cómo fue escribir la biografía de Chávez?

Yo hago la biografía desde un paralelo. Voy observando la vida de Chávez desde mi vida porque tenemos la misma edad. Él tenía un año y medio más que yo, pero nos formamos en el mismo país, el mismo tiempo, los mismos escenarios, conocimos a las mismas personas, él se rebeló en la misma ciudad donde yo vivía.

Un día de 1982 recibí una llamada de él cuando era periodista en el diario El Aragueño en mi ciudad. Él llama al diario y pregunta por Modesto Emilio Guerrero. Yo había escrito una nota de opinión secundaria a favor de los militares que se habían pronunciado con un escrito contra un acto de corrupción. El jefe de eso era él, pero yo no podía saberlo, ni que era él el que iba a ser, ni que era él quien me estaba llamando, porque se hizo llamar Jesús María.

Pude hablar con él cuando estaba fundando el movimiento. Era un despelote en términos organizativos, como es todo el país y el Caribe. Hacer la biografía de Chávez me resultó muy fácil. Ponía música llanera todas las mañanas, que es como que pongas chacarera para escribir la historia de Martín Miguel de Güemes; es la música criolla tradicional campesina. Esa música me conectaba con mi infancia y con su infancia, con lo que él cuenta. La disfruté como una novela.

Ahí cuento cómo Chávez fue mutando de muchacho rebelde a militar rebelde. De militar rebelde, a oficial rebelde contra el gobierno. De eso, a tipo que comprendió que América Latina era un problema geopolítico, y no sólo un problema venezolano. De ahí, a entender que había dos clases sociales, a las que no llamaba clases pero no importa: los oprimidos y los opresores. Y que había enemigos entre los que él consideraba amigos: (Tony) Blair, (Bill) Clinton y otros de la época.

Chávez se metía en todo laberinto que es como meterse en un hormiguero. En los teóricos, los políticos, los militares, los personales; un tipo eruptivo. De cada laberinto, lo importante es cómo salía. Él salía por la izquierda. La vida es una contradicción permanente que tú vas resolviendo por las buenas o las malas. La vida no es más que la suma de contradicciones que resuelves o no resuelves.

Yo la hice con el placer de casi autorretratarme, pero él era militar y yo era militante civil. Él aprendió lo que pudo en los libros y en la vida militar, que es muy limitada. En la vida civil, tú estás enfrentado a los poderes públicos, desde el diario que miente, hasta la Policía que te pega y el Ministerio que te engaña. El militar enfrenta un poder público. El poder de la corrupción o la violencia de las fuerzas armadas. Entonces Chávez tuvo una formación limitada; yo la tuve más completa con una ventaja intelectual, que es que me formé en el marxismo. Chávez picoteó marxismo.

Hugo Chávez era de “la tercera vía” y creía que se podía. Eso es perdonable en él porque no tuvo una formación política previa. No es comprensible en quien se haya formado en el marxismo. Chávez pensaba que el capitalismo era reformable, como dijo Cristina (Fernández de Kirchner), como ha creído Lula, que el capitalismo es humanizable. Llegaron a 60 años y, como dicen los campesinos, el loro viejo no aprende a hablar, porque ya cuesta romper. Duele romper con lo que crees y creer lo contrario, por eso a Cristina le costó tanto lo de la Ley del Aborto.

Yo quisiera a Fidel (Castro), a Lenin, a Trotsky, no a Chávez. Chávez es incompleto. Yo describo el Chávez que fue, no el Chávez ideal que yo tengo en la cabeza o que la Derecha tiene en la cabeza. Todo el que vivió de ilusiones, terminó mal.

Fuente: El Café Diario

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Manotazo de ahogado

Manotazo de ahogado

La vuelta al FMI es un manotazo de ahogado que pone de relieve la debilidad del gobierno para enfrentar la corrida cambiaria. Se trataría, de concretarse, de un préstamo “última instancia” por las condiciones en las que lo solicita. Lo llamativo es que esta corrida, que no parece ser una crisis terminal, se desató sin que hayan madurado las condiciones objetivas para una crisis cambiaria de la envergadura que alcanzó.

Si bien esto puede relacionarse con las causas exógenas (la esperable suba de la tasa de interés en Estados Unidos), no puede soslayarse la relevancia que tuvieron las endógenas. Las primeras actuaron por intermedio de las segundas. Entre estas últimas pueden resaltarse las características del modelo de valorización financiera que instauró Cambiemos y las inconsistencias del programa económico en sus propios términos.

En el primer caso se trata de la incubación de una burbuja financiera sobre la base de las altas tasas de interés de las Lebac y cierta estabilidad del tipo de cambio, lo cual garantizaba altos rendimientos en dólares de las colocaciones en un contexto de liberalización del mercado financiero y de cambios. Esto llevó a que el stock de las Lebac represente el 8,9 por ciento del PIB en el cuarto trimestre de 2017. Todo ello se asocia con el segundo elemento, es decir, el intento del gobierno de reducir la tasa de interés a principios de este año para priorizar algo de crecimiento económico por sobre el descenso de la inflación. Si bien subir las tasas de interés no tuvo efectos en el nivel de inflación, reducirlas sí implicó una mayor presión sobre el dólar ante la ausencia de opciones de inversión productiva, situación que se agravó dadas las circunstancias internacionales.

El pedido de salvataje al FMI no es un mensaje para la sociedad en su conjunto, que entra en pánico con esa medida, sino al poder económico local y el capital financiero internacional, quienes no solo se alinean en el planteo del ajuste -como lo hicieron recientemente en el Foro de Convergencia Empresarial- sino también en no perder plata. Se convierte en una señal de debilidad del gobierno que no logra alterar las expectativas del mercado.

El telón de fondo de las expectativas negativas es el profundo agravamiento de las cuentas externas: el déficit de cuenta corriente trepó al 4,9 por ciento del PIB en 2017, casi el doble que en 2015. El déficit comercial alcanzó 8400 millones de dólares en 2017 y en el primer trimestre de este año lleva 2500 millones. Las perspectivas no son buenas en el marco de la sequía que podría involucrar una reducción de la producción de cereales y oleaginosas de 7500 millones de dólares. A esto se suma que si bien las reservas internacionales totales se ubican por encima de los 55.000 millones de dólares, las disponibles se encuentran en torno a los 23.000 millones. Desprenderse de 7000 millones de dólares sin lograr frenar la corrida adquiere, así, otra dimensión del problema.

Es falso el argumento que quiere imponer el gobierno acerca de la necesidad de recurrir al FMI por el exceso del gasto público que heredó del kirchnerismo. Bajo el gobierno de Macri se incrementó el déficit fiscal. Una de las medidas de mayor impacto en este sentido fue la reducción de las retenciones a las exportaciones. En 2017 se recaudaron 4200 millones de dólares menos que en 2015 por este concepto. A esto se agrega que entre 2015 y 2017 el crecimiento de los intereses de la deuda (0,8 puntos del PIB) casi compensan el ajuste en los subsidios (1,2 puntos).

Está claro que en estas circunstancias se asiste a un cambio en la estrategia de la política económica con resultados inciertos. Se trata del fin del “gradualismo” y el intento de implementar un profundo ajuste (monetario y fiscal) a lo que se suma el impacto de la devaluación en la reducción de los salarios reales. Se abre así una fase recesiva cuyo grado de profundidad depende de múltiples factores, pero que se topará, como ocurrió en la reforma previsional y el tarifazo, con la activación de los sectores populares. El recurso del FMI es, en este contexto, una sobreactuación del gobierno destinada a imponer el ajuste como una obligación externa. El interrogante es si lo podrá hacer ante las actuales relaciones de fuerzas que no parecen desplazarse a su favor.

* Coordinador de Cifra-CTA e investigador-docente de Flacso y UNQ.

1º DE MAYO…Día del trabajador: Día de homenaje, de festejo y de lucha

Así es como vivimos hoy el 1° de Mayo. Homenaje a los héroes de Chicago y a todos los trabajadores que cayeron en la lucha; de fiesta por los derechos conquistados a lo largo de la historia; y de lucha, porque no sólo no estamos dispuestos a retroceder sino que nos falta mucho aún por conquistar.

 El 1° de Mayo es el símbolo de la lucha por las mejoras laborales que hicieron que cientos de trabajadores, en 1886, en plena revolución industrial norteamericana, iniciaran una huelga masiva en la ciudad de Chicago (segunda ciudad en cantidad de habitantes en ese momento) frente al incumplimiento de la ley que establecía la jornada laboral en 8 horas. Ante el avasallamiento los obreros inician un paro de actividades y manifestaciones que se extiende por tres jornadas.

Esta huelga termina (como es costumbre) con una violenta represión por parte de la policía. En repudio de la feroz agresión de la policía de Chicago, los trabajadores convocan a un acto en la plaza de Haymarket repudiando la matanza. Este acto también terminó en disturbios y una feroz represión. Se persiguió, se encarceló, se juzgó y se condenó a muerte a varios obreros como responsables de la revuelta.

En homenaje a esas luchas el mundo conmemora el 1° de Mayo y a lo largo de la historia, las conquistas fueron muchas, y en forma directamente proporcional fue el sufrimiento para lograrlas. 

También en nuestro país el movimiento obrero se organizó y peleó por conseguir mejores condiciones laborales y mitigar el sometimiento, y tampoco estuvo al margen de las persecuciones y la brutalidad de la represión de los poderosos. En 1919 el movimiento obrero nacional tuvo su “revuelta de Haymarket” cuando los obreros decidieron una huelga general en los talleres metalúrgicos Vasena. Este hecho se conoce en nuestro país como la “Semana Trágica”. Un conflicto donde murieron cientos de obreros a mano de las fuerzas de seguridad y un grupo de ultra derecha de la oligarquía porteña.

Durante la primera etapa de los gobiernos peronistas los trabajadores lograron un gran avance en el reconocimietno de sus derechos. Fue la culminación de un largo período de luchas heroicas y reivindicaciones de un movimiento obrero que fue evolucionando y creciendo, que originariamente se había formado al calor de tradiciones como el anarquismo, el socialismo y el comunismo.

Pero siempre que los trabajadores avanzamos sabemos que estamos desafiando a los dueños del poder y que la reacción siempre es encarnizada y feroz.

En nuestra historia los ejemplos son muchos, el más sangriento y cruel es el Proceso de Reorganización Nacional, entre los años 1976 a 1983 a manos de las fuerzas militares, donde el eje principal fue desarticular el movimiento obrero organizado, disciplinarlo y al mismo tiempo doblegarlo. Para eso rompieron el articulador social (el trabajo) que hacía del trabajador el actor central, en particular el trabajo industrial donde se concentraba el mayor número de asalariados y en paralelo se comienza con la disolución de los lazos de solidaridad que se generan en las fábricas, el Cordobazo es exponente de lo que genera un movimiento obrero combativo, organizado y solidario. 

Los gobiernos kirchneristas, luego de la debacle de los años de neoliberalismo feroz, retomaron un proyecto nacional, popular, democrático y  latinoamericanista acorde con los tiempos que estaba viviendo la región.  Néstor Kirchner y Cristina Fernández volvieron a rescatar el rol del Estado como eje regulador e impulsor de políticas de transformación social, política y económica, alentados por las organizaciones populares y amplios sectores de la sociedad.  Las políticas públicas buscaron reparar las graves consecuencias que dejara la aplicación de las políticas del neoliberalismo, dejando como resultado una sociedad y una economía desigual, concentrada y centralizada, impuesta a escala internacional en los años ’90 y que en nuestro país se remonta como dijimos a las salvajes políticas de la última dictadura y a la burla a la voluntad popular de los gobiernos democráticos, cuya más cruda expresión fuera el menemismo.

Las múltiples políticas públicas impulsadas desde el 2003 en adelante, pusieron en el centro la dignidad y el bienestar de los trabajadores y de los sectores más castigados, la reconstrucción del Estado y la economía, así como la recuperación de nuestra olvidada dimensión latinoamericana, re alumbrando el viejo sueño de la Patria Grande. 

Y la reacción no se hizo esperar más. En la coyuntura actual estamos viviendo un embate violentamente frontal de los sectores más reaccionarios de la sociedad, a las mejoras logradas en este proceso de 12 años que culminó en diciembre. A la devaluación del 60%, los despidos masivos, el ajuste, el endeudamiento sideral por el arreglo con los fondos buitres, la inflación imparable, se agrega la amenaza del Presidente Macri de derogar la ley de emergencia ocupacional ya aprobada en el Senado. 

Es nuestro deber histórico no olvidar el camino recorrido de luchas y logros, y saber que aquellas conquistas obtenidas deben ser festejadas como fruto de la organización y el trabajo colectivo, y también defendidas para que nadie nos las arrebate. 

Este 1° de Mayo nos encontró de pie, en las calles, expresando nuestra voluntad de lucha frente al atropello. En alerta, recordando que “la Patria es el otro”. Tejiendo la unidad como clase trabajadora, frente al reposicionamiento del bloque de poder y su expresión democrático-electoral encarnada en el frente Cambiemos. 

“Feliz día del trabajador…organizado, unido y combativo”  

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Marcelo Mena, Sec. Gral. de ASIJEMIN responde a la Revista Panorama Minero que expresa la opinión de ése sector empresarial.

En base a la nota que hacen circular el sector Minero que quiere la minería al mejor estilo de los 90”, les quiero decir:

No es la misma Argentina minera que se recibió y ES la mejor Argentina minera de toda la historia. La Inversión directa acumulada: 18.600 millones US$ y exportación acumulada; 40.700 millones US$, son el resultado de las políticas activas públicas del gobierno nacional.

 

Contrasta con el comunicado “situación de la industria minera argentina” de un grupo de actores del sector. No se hacen cargo de la puesta en valor de Veladero; Sierra Grande; Manantial Espejo; Gualcamayo; Minera San José; Pirquitas; Casposo; Lomada Leiva; Olaroz; Cauchari; Bajo el Durazno; Cerro Negro; Yacimiento Río Turbio; ni del 130 % de crecimiento acumulado de la producción y comercialización del cemento; ni del 400 % de crecimiento acumulado de la producción de áridos; ni del 300 % de la producción de oro. 

Subestiman los 6.000 nuevos proveedores nacionales nacidos desde el 2003 hasta hoy, la incorporación de miles de ladrilleros artesanales a la minería formal, los programas de capacitación, las mitigaciones ambientales, el desarrollo del litio, los 7,5 millones de metros perforados; los cientos de nuevos proyectos. 

Olvidan que se partió del hambre, la desocupación y el cierre de fábricas, y obviamente, omiten el desendeudamiento, la reindustrialización y la inclusión social, logros materializados por la implementación de un programa económico, que el comunicado elije como eje para mostrar su disconformidad con el gobierno nacional.

Manifiestan su desprecio por la constitución de empresas mineras públicas promocionadas por el Gobierno Nacional, y que basadas en el artículo 124 de la Constitución Nacional, nacieron para garantizar a los pueblos provinciales, dueños de los recursos, su participación en el negocio minero/ renta minera. Jemse de Jujuy asociada por litio a Toyota, es un buen ejemplo.

Está claro, el problema de los firmantes son los lineamientos de una política económica pensada para incluir y en defensa de los más vulnerables, no de los poderosos.

Es la esencia, el corazón de las políticas lo que los perturba: el compromiso de las actividades productivas con la inclusión social.

Les molesta la apertura del sector cobijando a miles de hermanos argentinos dedicados al ladrillo artesanal en el NEA, a los productores de turba fueguina, a los pueblos originarios en el NOA, hoy protagonistas de la proveeduría de servicios y/o artesanos de la piedra.

Desean volver a atrás, desean desandar el camino.

La nostalgia de volver a ser actores protagónicos excluyentes de la actividad que los nuclea, les quita visión estratégica para el desarrollo sustentable e inclusivo del sector, en estos tiempos.

El proyecto nacional impulsa con políticas activas la construcción de una minería para el crecimiento económico con equidad social. Una minería a la Argentina! Con valor agregado, con técnicos y trabajadores argentinos, con proveedores nacionales, inserta en un mundo multipolar y con capacidad de autodeterminarse sin tutelaje alguno! 

Vamos a seguir apostando al Proyecto Nacional y Popular de la actividad Minera Argentina.

Vamos a conseguir una empresa pública y estatal minera.

Vamos a tener una Minería a la Argentina, una minería de los trabajadores y su Pueblo!!!