Plenario Regional de la CTA CABA y Provincia de Buenos Aires
La CTA Ciudad de Buenos Aires y la CTA Provincia de Buenos Aires realizaron esta tarde un Plenario Regional en un polideportivo colmado por la militancia y con la presencia de miembros de la Mesa Nacional.
Discurso de Hugo Yasky – 15 febrero 2018
Compañeras, compañeros, con la emoción y la alegría de volver a estar en un momento de debate, previo al Congreso que tendremos la semana próxima y que nos encuentra en una situación que va a poner a prueba al movimiento popular.
La convocatoria que originalmente realizaron los compañeros del Sindicato de Camioneros y que inmediatamente se fue convirtiendo en una convocatoria multisectorial transversal, donde participamos las dos CTA, la Corriente Sindical Federal, varias seccionales de la UOM, varias regionales de la CGT, varios sindicatos cuyas conducciones, supuestamente quieren seguir de espalda a las necesidades de los trabajadores, más el aporte de las organizaciones sociales, prácticamente todo el espectro de las organizaciones sociales está convocando para el día 2l y se han sumado entre otros distintos agrupamientos estudiantiles, las seis organizaciones que agrupan a todo el espectro del pequeño y mediano empresario de la industria y el comercio.
De manera que, sin haberlo sabido nosotros en el momento que convocábamos, tenemos la marcha prácticamente 48 horas antes de nuestro encuentro previsto en la ciudad de La Plata. Ahí están trabajando con mucha fuerza los compañeros de la CTA de La Plata. Vamos a tener una instancia que nos va a permitir encontrar el tiempo para debatir a fondo la situación política, social, el papel del movimiento sindical en esta etapa y por supuesto, lo que nos corresponde a nosotros, como Central de Trabajadores de la Argentina.
La idea es que todos los delegados que ya se están inscribiendo para participar el día 21 en la marcha, al día siguiente podamos darnos cita en La Plata para empezar el debate político. El 22 vamos a profundizar la discusión que nos permita definir la etapa que actualmente atravesamos; que nos permita mirar hacia delante para ir planteándonos, como Central de Trabajadores, respuestas a distintos escenarios que forman parte del futuro inmediato y por supuesto discutir también el 2019.
El 2019 para nosotros y para todo el movimiento popular, termina de constituirse como el desafío enorme que va a poner a prueba nuestra capacidad de llegar a esa fecha no solamente profundizando las luchas, no solamente profundizando nuestra presencia en las calles, no solamente profundizando el pàpel que venimos jugando hasta ahora, sino poniendo a prueba nuestra capacidad, como central de Trabajadores para aportar a la construcción de la herramienta política y de la alternativa del campo popular, que sea capaz de derrotar en las urnas al gobierno de los empresarios, de los entregadores, de los que han querido venir a terminar con la Justicia Social en la Argentina.
De manera que, como si lo hubiésemos planificado, vamos a estar discutiendo después de haber transcurrido esa marcha del día 21, que es un verdadero desafío, que es una marcha que introduce una presión enorme al interior del campo popular, porque es una marcha que empieza a marcar divisoria de aguas. El gobierno ha hecho un esfuerzo enorme con dinero, comprando dirigentes sindicales, tratando de tranzar con dirigentes de organizaciones sociales para tratar de mermar la participación. Ha puesto a trabajar a todos los trolls habidos y por haber. Creo que no deben dormir en la casa a esta altura del partido. Hacen horas extras. Tratar de atacar, denigrar, degradar, a los convocantes de la marcha. Los grandes medios de comunicación todos los días armando operativos uno tras otro. La lista de los que se bajaron de la marcha en los diarios del domingo. Y nosotros decíamos para bajarse de algún lugar, primero hay que subirse a algún lugar. Nadie se baja de donde nunca estuvo. Decía que del único lugar que se bajaron esos dirigentes hace rato es de la dignidad, porque no pueden mirar de frente a los trabajadores.
Es muy difícil estar en una asamblea de trabajadores como ésta y explicar la dilatada luna de miel con el gobierno. Es muy difícil explicar si es que en el medio hubo buenas intenciones, el haberle dado al gobierno servido en bandeja la posibilidad de no tener enfrente a los sindicatos peleando contra el ajuste y los despidos; de haber desmovilizado al movimiento obrero en nombre de un diálogo que siempre fue un diálogo de sordos, si es que alguna vez lo hubo, porque solamente el gobierno imponía las condiciones. Si uno les pregunta a esos dirigentes: Bueno, ¿qué obtuvimos a cambio? Hoy no hay nada para mostrar. No tienen nada que justifique su actitud de incondicionalidad genuflexa frente al gobierno.
Tenemos caída del salario, más despidos, menos actividad económica, más inflación, más pobreza, más pibes en la calle, más desocupación, más cuentapropismo, más padecimientos sociales. Nada mejoró en este país para los sectores populares. Los pocos que ganaron tienen nombre y apellido. Ahí está el presidente de la Shell en América Latina al frente del Ministerio de Energía y todos los ceos de las multinacionales de la energía formando parte de ese gabinete. Y cuando vamos a Hacienda y Finanzas son todos los representantes de la banca extranjera. Y cuando vamos al agro, está el presidente de la Sociedad Rural y así con todos los miembros del Gabinete. Ésos son los que ganaron.
Si uno quiere saber y oír responder la pregunta ¿quién ganó en la Argentina en estos dos años de padecimientos, de sufrimientos, para los jubilados, para los asalariados, para los desocupados, para el pueblo, para la gente común, quiénes son los que ganaron? Son las compañías energéticas, es la banca financiera, son los terratenientes, son las multinacionales sojeras, mineras. El pueblo argentino perdió, el pueblo argentino vio día tras día retroceder sus derechos.
Por eso que cuando dicen que quienes convocamos a la marcha no tenemos legitimidad para hacerlo, porque somos un rejunte de sectores que lo único que compartimos es nuestra decisión de enfrentar al gobierno, cuando nos dicen que los que convocamos a la marcha somos los que ponemos palos en la rueda; o que somos quienes defendemos privilegios corporativos; o cuando hablan de que vamos a tener que dar cuenta ante la Justicia de nuestro patrimonio. A ésos le decimos: Los dirigentes que estamos acá, que hace dos años venimos marchando por las calles del país, que hace dos años nos pusimos de pie a la semana de asumir Macri cuando reprimieron en La Plata a los municipales. Los que convocamos a las marchas federales, los que estuvimos con los empleados públicos, en las luchas de los docentes, de las mujeres, los que salimos a marchar a decirle No al 2×1, no a este intento de darles impunidad a los genocidas. Los que estuvimos día a día demostrando que éste es un pueblo que no nació para arrodillarse, cada uno de los dirigentes de cada uno de los niveles podemos demostrar del primero hasta el último que vivimos igual que un trabajador. Que nuestro orgullo es vivir como un trabajador, porque nuestro orgullo es ser parte de la clase trabajadora.
Nosotros no somos sindicalistas porque no tuvimos la oportunidad de dedicarnos a poner una empresa, no somos sindicalistas porque no tuvimos la oportunidad de hacer mejor carrera política. Somos sindicalistas por convicción, porque luchamos contra la dictadura, porque pusimos el cuerpo donde debíamos ponerlo. Porque nunca nos importó sacar la plata del bolsillo para ponerla para que el sindicato pudiera existir cuando nos dejaban cesantes en la dictadura y la indemnización iba para el sindicato. Somos militantes del campo popular, y no tenemos que dar cuenta de eso, sino ante nuestros compañeros trabajadores.
Y se han cansado de scanearnos, de ponernos en esas máquinas que detectan si tenés alguna monedita en el bolsillo. Se han cansado los estúpidos de perder tiempo buscando cuentas. Si quieren encontrar cuentas que vayan a los paraísos fiscales. Ahí van a encontrar las cuentas de todos los miembros del gabinete que sacan la plata fuera del país y después quieren que los inversores extranjeros vengan a ponerla acá.
Ésta es, en definitiva, la razón de ser de nuestra enconada lucha, porque es verdad, es una enconada lucha. Nos sentimos agraviados, agredidos, ofendidos, pero ese agravio que sentimos es producto del ataque a los intereses básicos y elementales de nuestro pueblo. Cuando hay un pibe al que le pegan un balazo por la espalda nos agravia y nos queda en la memoria y sentimos que más temprano que tarde van a tener que rendir cuentas de cada uno de los crímenes, de cada uno de los actos de cobardía, como los que vimos cuando agredían y apaleaban a los jubilados. Van a tener que dar cuenta de cada centavo, de cada acto en contra de la escuela pública, de cada acto en contra de la salud pública, de cada despido, van a tener que dar cuenta porque el pueblo argentino no nació para ponerse de rodillas ante estos patrones de cuarta, que se creen que porque ganaron una elección ahora son los dueños de la Argentina.
Pero para que esto sea posible no basta con las convicciones. No basta con la bronca, con la indignación. Es necesario construir la acumulación de fuerza que haga que el pueblo le pierda el temor a volver a soñar con que algo puede estar mejor que como está hoy.
Hoy hay mucha gente que no tiene dudas en decir que las cosas están mal. Hay mucha gente que después de dos años de ver lo que son éstos que están en la Casa Rosada, saben que no tendrían que volver a votarlos. Pero todavía hay mucha gente que no sabe, no se anima, no siente, que esté en condiciones de dar el paso, de definir qué es eso otro que necesita nuestro pueblo para recuperar el gobierno. Y eso es lo que nosotros debemos asumir también como parte del compromiso de la construcción.
Llegamos a un punto en el cual debemos definir desde la CTA que tenemos que hacernos cargo de las dos cosas. Tenemos que hacernos cargo de poner la energía social, de desatar esa fuerza que es la fuerza del pueblo en la calle para demostrar que tienen un límite concreto.
La marcha que hicimos, casi cerrando el año, la que vamos a hacer ahora, las que van a venir en marzo, en la misma línea de la marcha federal, de la primera y de la segunda. Hay que profundizar eso. Porque si el pueblo está en la calle es mucho más factible la construcción de esa propuesta política que surja de la unidad del campo popular con un claro contenido para recuperar las banderas de la justicia social, con un claro contenido para dejar de ser colonia; con un claro contenido para terminar con el gatillo fácil, la violencia institucional, la violación del estado de derecho. Eso que hay que construir de nuevo, también nos debe tener como protagonistas a nosotros a los trabajadores, a la clase trabajadora y a la CTA como expresión de esa clase trabajadora consciente, organizada, dispuesta a pelear.
No sería bueno que en el 2018 ganáramos la calle como la vamos a ganar, y después quedemos al costado, mirando desde la banquina, pidiéndoles a otros que tengan la lucidez de construir esa unidad política que hace falta. Tenemos que estar en la calle en el 2018, pero desde la calle, desde la legitimidad que ganamos, desde el respeto que ganamos, desde el reconocimiento que ganamos, tenemos que ser parte de la construcción de algo nuevo; tenemos que ser parte de la construcción de lo que viene, para saber que la clase trabajadora no puede estar mirando desde afuera, cómo se construye una alternativa política para superar lo que hoy tenemos en la Argentina.
Y si algo le da sentido al hecho de que hoy yo sea diputado nacional, es esta tarea que tenemos por delante. Yo no soy diputado nacional ni de una corriente partidaria ni de un partido. Soy diputado nacional porque está la CTA, porque está la clase trabajadora, y porque acá están mis raíces y mi compromiso. Desde ahí soy parte del peronismo y del kirchnerismo, pero desde ahí, y a nadie se le tiene que olvidar.
A nadie se le tiene que olvidar. No se me tiene que olvidar a mí para actuar con consecuencia, y no se les tiene que olvidar a ninguno de ustedes para exigir esa consecuencia. Ahora, no alcanza con un compañero diputado nacional. Tenemos que construir, como parte del avance del campo popular, la presencia de la clase trabajadora en las bancas, en los territorios, en los municipios, en los concejos deliberantes, en los concejos escolares, en todos los cargos electivos, en todos los cargos de representación popular, debe haber compañeras y compañeros de la clase trabajadora con un claro mandato que es luchar contra la injusticia, contra la pobreza, contra la opresión, en todas las formas en que ésta se presente.
Por supuesto, nosotros reivindicamos la unidad del campo popular. No se puede construir ni desde el sectarismo ni desde la pureza química. No se puede construir la unidad del pueblo solamente con los que piensan como nosotros. Algunos periodistas que se la dan de pícaros, nos querían poner en el apriete de explicar por qué convocamos con Moyano. Y nosotros la tenemos clara. O acaso esperaban que convocáramos con Etchevere, con la Sociedad Rural y con la Bolsa de Comercio. Convocamos con aquéllos que se paran de este lado del campo popular.
Y lo mismo tenemos que plantearnos en la construcción política. No una unidad que signifique renunciar a nuestro proyecto de transformación social; no una unidad que signifique dejar en el pasado aquello que tuvimos a tiro de piedra y que se fue diluyendo que es la unidad necesaria de los pueblos de América Latina para enfrentar al imperialismo, a los poderosos. No una unidad que signifique disfrazarse, aggiornarse maquillarse, para que los poderosos, después de hacernos análisis de orina decidan si estamos aptos o no aptos para el ejercicio de esa representación política. Nos tenemos que ganar ese derecho de una sola manera. No andando de rodillas. Tenemos que ganar ese derecho andando de pie y junto a nuestro pueblo. Se construye la política en la lucha del pueblo o no se construye política. Se construyen maneras de anular la voluntad popular para gobernar en contra de los intereses de la mayoría como hizo Cambiemos.
Nosotros no necesitamos contratar a un Durán Barba para que nos haga la ingeniería del odio, para insuflarla a una parte de la población. Ese veneno que les hace, en definitiva votar en contra de sus propios intereses. Necesitamos que esto sea una construcción colectiva, una construcción de iguales, donde la brújula siempre sea estar parados del lado de los que necesitan la política. Hay algunos que necesitan la política para acrecentar su riqueza, sus negocios, su dominio sobre las mayorías populares. Y hay otros que necesitan la política, y ahí estamos nosotros, para construir el poder que desde abajo, con la organización social, con la clara participación de todos los sectores populares, pueda darle al pueblo una alternativa para volver a ser feliz, para volver a soñar, para volver a tener la alegría de tener trabajo, tener la comida en la casa, la escuela abierta, los sueños abiertos, porque hace falta en la Argentina volver a creer que es posible estar de pie y soñar con vivir mejor y no aceptar resignadamente que el único destino sea agachar la cabeza, guardar silencio, ponernos de rodillas, sacar bandera blanca. No es momento de sacar bandera blanca, es el momento de sacar la celeste y blanca, de decir que tenemos Patria, que no nos entregamos, que soñamos, que vamos a pelear. El día 21 a la marcha, el día 23 a decidir en el Congreso este camino de construcción en común.
Compañeras, compañeros, también debemos pensar que esta construcción, que sostuvimos con mucho esfuerzo en momentos muy difíciles, quizá, aquel momento en que la CTA cruje y termina fracturándose, haya sido el momento más difícil. Y después la derrota electoral. Me decían el otro día: Imaginémonos cómo hubiese sido la Argentina de estos años si no hubiese estado la CTA. Y no hablo de ninguna figura, hablo de la CTA como expresión de la fuerza colectiva de nuestro pueblo. Cuánto fuimos capaces de hacer casi saliendo a pelear con voluntad y convicción. Aquella impresionante primer marcha federal, convocada prácticamente desde la nada y fue posible porque recorrimos cada provincia convocando a la militancia. Cuando empezamos a discutir la marcha federal en cada provincia, éramos 15, éramos 20, 40. Vinimos acá, seríamos 200. Si nosotros sumábamos matemáticamente todos los que estuvieron en la primera discusión de la marcha federal, creo que con mucho esfuerzo la cuenta daba 300. Trescientos en todo el país y eso se multiplicó por 10, por 100, por mil. Y volvió a ser así después. Con esto qué quiero decir. Esa militancia es clave. Esa militancia con ese compromiso y esa visión política, y esa valentía para desafiar la adversidad, porque lo construimos de verdad contra viento y marea. Esa militancia es clave. Sin esa militancia no hay nada que se pueda construir. Sin esa militancia no hay nadie que pueda representar a nadie, por más lúcido que sea, por más carismático que sea, por mejor discurso que pueda hacer. La militancia es lo que le da sustento, encarnadura a la voluntad que nosotros queremos construir, que es la voluntad de lucha. Por eso esa militancia son estos compañeros y compañeras que están acá. Y esa militancia son ustedes. Y son los cientos de compañeras y compañeros que hoy, en todo el país están atentos, dispuestos a salir a la calle detrás de distintas causas. Con esto quiero decir que este momento que vamos a vivir hasta el 2019, depende de la voluntad, del esfuerzo, de la convicción y de la garra que pongamos desde la militancia. Es clave el papel que nos toca a nosotros. Hay muchos compañeros, compañeras, que todavía no quieren abrir los ojos, no quieren reconocer. Porque es difícil para una persona común, con todos los medios de comunicación bombardeándole la cabeza hacer esa especie de separación que hay que hacer entre lo que me dice la pantalla, el discurso oficial, y lo que me está pasando a mí, y reconocer que lo que me está pasando a mí tiene que ver con que fui detrás de eso que me decían y no fui capaz de entender lo que yo necesitaba. Ese tránsito, para mucha gente es muy difícil hacerlo. Y yo creo que se empieza a hacer con cada uno que se sube a la marcha.
A la marcha vamos a mover muchas compañeras, compañeros, aunque el horario es malo. Es a las 3 de la tarde. Si fuera más tarde, sé que vendrían muchos más. Pero van a venir compañeros y compañeras que van a decidir eso el último día. Y algunos yo creo que lo van a decidir en la última hora antes de salir del trabajo. Creo que va a ser una marcha histórica. Y va a marcar un antes y un después. Estoy seguro que la desesperación del gobierno para tratar de frenar como dé lugar la marcha, es porque saben que esta marcha va a marcar un antes y un después y el papel clave, a partir de ahora, es de todos nosotros, de los que estamos acá, de los que ayer llenaron el Teatro, en Santa Fe, de los que van a venir al Congreso nacional, toda esa militancia. De los compañeros y compañeras que están militando en otros espacios sindicales, políticos. Pero de la CTA debemos ser conscientes. Hay un momento que es fundacional en nuestra Central, en la década del 90, y creo que en el 2018 vamos a estar frente a otro momento fundacional en la historia de nuestra Central. El momento fundacional de nuestra decisión de ser parte activa, consciente de una construcción del campo popular que tiene que romper todas las fronteras, las empalizadas. No debemos tener temor a seguir apostando a la unidad con la otra CTA. No hay que sentir temor a seguir sosteniendo esa puesta, a pesar de que del otro lado las señales no son claras, no son lo que necesitaríamos. Pero no debemos tener la más mínima duda. Hay que tener en estos momentos como una especie de necesidad compulsiva de construir unidad del campo popular. De construir aglutinamiento, de construir reagrupamiento del campo sindical y social. No hay que dejar de pensar ni de preveer, en un horizonte que puede estar mucho más cerca de que lo que pensamos la posibilidad de que en la Argentina haya una nueva Central de Trabajadores que surja de la unidad de lo que hoy está acá, en unidad con aquéllos que hoy quieren pelear dentro de la CGT. Tampoco hay que descartar eso y hay que tenerlo como un horizonte posible.
Por supuesto, la historia de la CTA, los principios que construimos, no está puesto en la mesa de saldos. No estamos viviendo la crisis, que hoy viven aquéllos que desde la CGT quieren seguir en la cama durmiendo con el enemigo. Sabemos bien dónde estamos parados. Entonces en mérito a esta convicción, a este esfuerzo de todos los días, en mérito a esta decisión de poner la voluntad día tras día, empujando contra el viento, contra la marea, contra los medios de comunicación; en mérito a esto que es esa chispa que nos mueve, que nos inflama el corazón, que nos llena de fuerza, seguir construyendo juntos la unidad del campo popular, la unidad del movimiento sindical, social, y atrevernos a construir también la unidad política que el pueblo argentino reclama y sentir el orgullo de que cuando somos CTA, no somos expresión de una Central más de la Argentina, somos expresión de la voluntad militante, de los que sabemos como decía Tosco, como decía Germán: La clase trabajadora no nació para ser furgón de cola de la derecha, ni para estar arrodillada delante de quienes se creen los dueños de la Argentina.
Fuerza compañeros, fuerza compañeras. Gracias por todo lo que hacen. Gracias a estos compañeros a Roby, a Eduardo, a Pedro, a todos. Es lo que nos pone en el camino de la victoria.
Fuerza.
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