La nueva etapa de expansión del capital se basa en la re-especialización de las unidades productivas, la fragmentación de los procesos de producción facilitados por el uso de nuevas tecnologías de la información, de telecomunicaciones y por un nuevo orden económico internacional.

El trabajo en transición: los desafíos del movimiento obrero en el siglo XXI

 

La nueva etapa de expansión del capital se basa en la re-especialización de las unidades productivas, la fragmentación de los procesos de producción facilitados por el uso de nuevas tecnologías de la información, de telecomunicaciones y por un nuevo orden económico internacional.

Bajo el paradigma de la digitalización, la estrategia de empresas transnacionales en las Cadenas Globales de Producción (CGP) se consolida y avanza sobre los derechos de la clase trabajadora y los pueblos, las soberanías y los proyectos de desarrollo nacionales.

En este contexto, la Federación de Trabajadores de la Energía, Industria, Servicios y Afines (FeTIA-CTA), con el apoyo de la Fundación Friedich Ebert Stiftung (FES) organizó el pasado 29 de octubre un seminario sobre “El trabajo en transición: los desafíos del movimiento obrero en el siglo XXI”. Trabajadores y dirigentes sindicales de distintos sectores de la industria como papeleros de Misiones y San Luis, de la energía (de la represas Yaciretá y Salto Grande), metalúrgicos, de la industria láctea, del neumático, del vestido y técnicos y profesionales de la minería, entre otros, debatieron este tema y otro que está estrechamente vinculado: la Industria 4.0 o 4ta. Revolución Industrial.

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El objetivo del seminario estuvo así, claro desde el primer momento: para la FeTIA es de fundamental importancia analizar el futuro del trabajo, los cambios en el mercado laboral y los posibles desafíos para los sistemas de protección social y en relación a las desigualdades económicas. ¿Qué hacer como trabajadores y qué desde el punto de vista de las organizaciones sindicales?

La investigadora y docente de la Universidad de General Sarmiento, Cecilia Anigstein, señaló que si bien se habla de “trabajo del futuro”, los cambios son parte del presente. Hasta el momento los protagonistas de los debates sobre estos temas fueron las empresas y gobiernos, pero con un enfoque centrado en la tasa de ganancias y en las tecnologías, pero no en los impactos sociales.

Tras analizar que desde los ´90 se construyó una nueva arquitectura legal internacional que garantiza la libre movilidad de capitales a nivel global, en el que los estados pierden capacidad para controlar el libre flujo de capitales, las empresas logran eludir y violar las legislaciones nacionales y la inversión extranjera directa no contribuye a los proyectos de desarrollo nacionales o regionales. “La consolidación de una estrategia global de organización del trabajo y la producción, subordina las estrategias nacionales. Esta modalidad de las CGP que han adoptado las corporaciones emplea únicamente el 7% de sus trabajadores y trabajadoras en una relación directa y formal de empleo, pero disponen de un 93% de mano de obra oculta”, señaló la investigadora. La automatización, la nueva matriz energética, la inteligencia artificial y el trabajo a través de plataformas son algunos de los elementos que caracterizan las nuevas modalidades de la producción y los servicios. “Hay que construir una mirada desde las organizaciones de la clase trabajadora”, aseguró.

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Sobre el tema de las CGP, Eduardo Menajovsky, Secretario de Capacitación y Formación de la FeTIA, resaltó que el adjetivo “global” de esta modalidad, refiere al hecho de que hay una creciente fragmentación de la producción, acompañada de una dispersión geográfica de la misma. “La integración funcional de las actividades de producción, o de los diversos fragmentos dispersos, es una característica clave del concepto”, aseguró. “La gran importancia de este tema lo demuestra la preocupación de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), de la Confederación Sindical Internacional (CSI) y de la Confederación Sindical de las Américas (CSA) con la creación de comisiones para seguir y profundizar este tema específico. Incluso hasta Naciones Unidas, dado que, según la OIT, se calcula que el 66% de la fuerza laboral está trabajando bajo esta modalidad”, concluyó Menajovky.

En la segunda mesa, se trató el tema de la Industria 4.0. Si bien en Argentina aún no hay datos concretos del impacto de lo que se llama Industria 4.0 o la cuarta revolución industrial, los avances tecnológicos tarde o temprano llegarán al país y modificarán la estructura de producción industrial tradicional. Además, en un mundo globalizado como el actual, las innovaciones que ya se están implementando en otros lugares del mundo llevan a los grandes inversores y a las multinacionales a poner el ojo en el desarrollo de la automatización, la inteligencia artificial, la robótica y las nuevas tecnologías, según datos de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), el 56% de los empleos corren riesgo de automatización en los próximos 20 años.

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“Se está hablando del gran cambio de lo que se llama industria 4.0 que son los grandes cambios que por ejemplo en el sector automotriz tiene que ver con la electro movilidad y la conducción autónoma. La Inteligencia Artificial, la utilización de las redes en la nube, las impresoras 3D como un nuevo instrumento de producción, utilizando nuevos productos y generando nuevos productos en el propio lugar de consumo son algunos de los elementos del nuevo modelo productivo del siglo XXI”, analizó Pedro Wasiejko, secretario general de la FeTIA. En ese contexto aseguró: “para los trabajadores esto tiene un impacto negativo con respecto a los puestos de trabajo tradicionales. Va a generar puestos nuevos pero no en la misma dimensión, y esto implica para los trabajadores un desafío desde el punto de vista de la organización. Desde el punto de vista individual en cuanto a la formación y a la capacitación. Y desde el punto organizacional como clase trabajadora. Es necesario tener organizaciones que estén en condiciones de dar una pelea de una sociedad justa, inclusiva, democrática, que pelee para que el trabajo que hoy en día no se paga se empiece a pagar, que se reordene la jornada de trabajo, que el conjunto de la población esté en condiciones productivas y también que se piense en el desafío de organizar como trabajadores a los nuevos sectores que surjan”.

Desde el punto de vista de las organizaciones, agregó: “se necesitan sindicatos potentes, grandes, con capacidad de movilización, con incidencia en la agenda política del país, con capacidad de determinar, no importa si el gobierno es de derecha o de izquierda, de determinar la agenda y el rumbo productivo del país”.

Por su parte, German Palavecino, trabajador de la industria del neumático e integrante de la FeTIA, habló sobre cómo abordar el nuevo escenario desde el punto de vista de los trabajadores: “estamos hablando puntualmente de innovar, de repensar el trabajo, repensar la representación. Tenemos que cambiar la educación, cambiar la forma de capacitarnos como trabajadores y estar a la altura de una industria que va creciendo y que va cambiando día a día”.

Para leer más sobre estos temas adjuntamos dos pdf que se pueden descargar aquí:

– Cadenas Globales de Valor    

– EL DESAFÍO DE LA INDUSTRIA 4.0 Y LA EXIGENCIA DE NUEVAS RESPUESTAS