A 35 años de la Masacre de Ingeniero Budge.

Integrantes de organizaciones de Derechos Humanos -entre ellos la sec. de DDHH de la FeTIA- funcionarios, vecinos, familiares y amigos realizaron este domingo 8 de mayo una marcha y un acto en memoria de las víctimas a 35 años de la «Masacre de Ingeniero Budge», el primer caso de «gatillo fácil» desde el regreso de la democracia en 1983 en el que policías bonaerenses acribillaron a balazos a tres jóvenes.

 

El 8 de mayo de 1987, alrededor de las 19, Oscar Aredes (19), Roberto «Willy» Argañaraz (24) y Agustín Olivera (26) conversaban y bebían cerveza en la esquina de Guaminí y Figueredo, de Ingeniero Budge, cuando fueron asesinados a balazos por tres policías bonaerenses.

La conmemoración de esta masacre se realizó en el marco del «Día Nacional de la Lucha Contra la Violencia Institucional», declarado en 2013 con el objetivo de recordar las graves violaciones a los derechos humanos cometidas por las fuerzas de seguridad.

La Secretaría de Derechos Humanos de la Nación, estuvo presente a través de Mariano Przybylski, director de Violencia Institucional de la Secretaría. El funcionario, que reemplazó en el acto al Secretario Horacio Pietragalla Corti, manifestó: «Es una política de la Secretaría de visibilizar la violencia institucional que existe, existió y sigue existiendo”. «La lucha popular y la organización de los vecinos hizo que fuera la primera vez que se visibilizó y se dijera ´basta´ y se pudo cruzar la barrera del miedo que paralizaba en aquellos años. Particularmente, creo que en esta señalización, además de a los pibes asesinados, se homenajeó la lucha popular», aseguró el funcionario.

Del acto participaron, además de funcionarios nacionales, provinciales y municipales, la Comisión de Amigos y Vecinos (CAV) y familiares de otras víctimas de violencia institucional.

FeTIA Zona Sur también estuvo presente y dio a conocer su adhesión:

FeTIA-CTA presente, compartimos nuestra adhesión_

Saludamos a los familiares y a la Comisión de Amigos y Vecinos a 35 años del fusilamiento del Negro, Willy y Oscar en Budge y de la pueblada que consiguió que enjuiciar a los asesinos y hacer visible la política de Gatillo fácil.

Entendemos que solo una política consecuente de seguridad democrática hará posible que no haya ninguna Violencia Institucional.

Pedro Wasiejko, Secretario General.

Rubén Ciuró. Secretario Derechos Humanos.

Gustavo Fojo, Mesa nacional.

Joaquín Escobar, Adrián Tapari; FeTIA Zona sur.

  

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Por su parte las organizaciones sociales del lugar consensuaron un emotivo y a la vez contundente documento que fue leído en el acto;

“La tarde del 8 de mayo de 1987 cae lenta por la ochava de la esquina de Figueredo y Guaminí. Una luz débil ilumina las siluetas. El Negro, Willy y Oscar se pasan la botella, le besan el pico, se ríen a carcajadas y hablan de las cosas de la vida. La muerte vestida de policía baja de la camioneta y descarga sobre sus pieles adolescentes las balas hasta despedazar el silencio de la noche y arrancarles el último aliento a cerveza. Willy con sus 24 años tenía la inocencia de un pibe que recién llega de Tucumán a Buenos Aires. Agustín tenía 26 años, una melena larga, pasión por jugar al fútbol. Los vecinos lo recuerdan con su caja de lustrabotas yendo a trabajar a La Noria. Oscar tenía 19 años y cara de nene con la adolescencia en flor, ganas de salir adelante, de vestirse bien, de progresar. Las balas asesinas de la policía les quitaron la vida y dieron en el corazón de un barrio humilde, castigado por la falta de oportunidades y de condiciones dignas para vivir.

Ingeniero Budge siempre supo de luchas: por la tierra, por el agua, por el asfalto y por cada necesidad de un barrio obrero. Ese 8 de mayo este pueblo valiente se rebeló esta vez ante la violencia policial y se organizó para exigir justicia. Al calor de la rabia popular y con el dolor vivo se armó la Comisión de Amigos y Vecinos que protagonizó marchas masivas, reclamos ante la justicia, articulación con organismos de derechos humanos y con organizaciones políticas y sociales y logró la condena de los asesinos Balmaceda, Miño y Romero. La lucha de la CAV fue un precedente para que en otros barrios se generaran organizaciones similares para luchar en contra del gatillo fácil.

*La Masacre de Budge marcó el camino para organizarnos contra la represión policial e institucional. En ese contexto se dio una gran pelea para llamar a las cosas por su nombre: «No fue enfrentamiento, fue masacre»* Quedaron presente en la memoria del barrio el recuerdo de los familiares, de don Antonio, de doña Ramona, de doña Mercedes y de doña Carmen; el Padre Tato y las monjas de Nuestra Señora de la Asunción. También la garra del Toto Zimerman y de Ciro Anichiarico, los abogados de la causa.  También se recuerda la fuerte presencia del padre Tato y de las monjas del barrio.

La criminalización de la pobreza y de las juventudes son prácticas que rechazamos y a las que decimos NUNCA MÁS. Lxs pibxs de Monte fusilados en un auto, Lucas González asesinado cuando iba a probarse a un club, Ezequiel de Monti obligado a cruzar el riachuelo nadando, Luciano Arruga torturado y asesinado, Darío y Maxi masacrados por protestar y todos los jóvenes nos duelen tan profundamente como el recuerdo del Negro, de Willy y de Oscar. En sus nombres exigimos que se lleven adelante políticas de seguridad ciudadana que brinden a nuestras juventudes oportunidades de alimentación, educación, salud, trabajo, viviendas dignas, recreación y la posibilidad de formarse para conseguir trabajo. Estas muertes no serán en vano. Decimos NUNCA MÁS al negacionismo de la dictadura, a las causas armadas, a las presas y presos políticos, a los discursos de funcionarios y   de medios de comunicación que justifican la violencia y la represión.

Pasaron 35 años de aquel 8 de mayo. La CAV y el barrio siguen de pie. De pie para cuidar a nuestras niñeces y juventudes. De pie para contar la memoria de nuestra lucha por justicia. De pie para abrazarnos con otros familiares de víctimas de gatillo fácil, de causas armadas, de represión. De pie para valorar al pueblo que lucha a pesar de las violencias que aún existen; como por ejemplo de las que fueron víctimas en Catamarca. De pie para reconocer a quienes día a día luchan para que nuestros niños y jóvenes tengan una vida digna. De pie para decir:

¡¡¡NEGRO, WILLY y OSCAR PRESENTES, AHORA Y SIEMPRE!!!