28 de Septiembre: El sindicalismo de las Américas reclama por la legalización del aborto

La FeTIA se suma al reclamo por la legalización del aborto, impulsado por la CTA de los Trabajadores a través de su Secretaría de Género, en una nueva jornada de lucha en América Latina y el Caribe por la legalización del aborto.

En la ciudad de Panamá se desarrolló del 8 al 11 de septiembre I Conferencia de Mujeres de la Confederación Sindical de las Américas (CSA), bajo el título “Democracia, Autonomía de las mujeres e Igualdad de género”. La CSA está conformada por las principales centrales sindicales de todo el continente Americano. Por nuestro país participaron representantes de  nuestra Central, la CGT y la CTA Autónoma.

El documento base de debate que fuera aprobado se centró en aspectos que hacen eje en la construcción de autonomía por parte de las trabajadoras. Desde esta perspectiva se destacan acciones concretas en pos de lograr y profundizar la autonomía física (no violencia y derecho a decidir sobre el propio cuerpo), económica (igualdad salarial, no discriminación laboral y políticas de cuidado) y política (liderazgos que avancen con paridad en las decisiones y representación).

Este 28 de septiembre, en el que se conmemora una nueva jornada de lucha de América Latina y el Caribe por la legalización del aborto, queremos destacar la decisión de la Conferencia de Mujeres de la CSA, votada por unanimidad, de incluir la lucha contra la criminalización del aborto en la mayoría de los países de nuestro continente y el desarrollo de acciones concretar en pos de la legalización del aborto, enfocado desde la perspectiva de la defensa de los derechos sexuales y reproductivos como parte de los derechos humanos de todas las mujeres y de las trabajadoras en particular.

Una de las resoluciones de la conferencia expresó  además el compromiso de llevar adelante acciones continentales sindicales por la libertad de las 17 mujeres salvadoreñas presas condenadas desde 20 a 40 años de cárcel por aborto en su país. Además de denunciar especialmente la violación de los derechos humanos de las mujeres en los países que tienen la prohibición absoluta del aborto.

Sumar a esta jornada de reclamo y lucha la voz de las trabajadoras de las Américas es un aporte que evidencia cómo el movimiento social y sindical acompaña los procesos populares de la región desde la perspectiva de la ampliación de derechos, que no es más que reclamar por los temas que afectan la vida, la salud y la dignidad de las personas. Desde la CTA de lxs trabajdorxs a diez años de Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito, ratificamos nuestro compromiso con su lema que es un propuesta integral: Educación sexual para decidir, anticonceptivos para no abortar, aborto legal para no morir.

 “Ni una menos por aborto clandestino, yo voto por el Aborto Legal”

Kemal Ozkan

Kemal Ozkan, Secretario Adjunto de IndustriALL Global Union: “Los sindicalistas fuimos los primeros ambientalistas”

Durante su visita a Buenos Aires, en ocasión del 1° Encuentro del Sector Electro Energético Regional, Ozkan centró su discurso en el protagonismo que deben ir cobrando los sindicatos respecto de temas que parecen alejados de su accionar tradicional: medio ambiente, comunidad e industria sostenible. Pasado el encuentro energético – para profundizar en estos puntos- nos comunicamos con él: un trabajador que avanza más allá de los lugares comunes ambientalistas.

En tu visita mencionaste que un punto estratégico para IndustiAll es el desarrollo industrial sostenible. ¿Cómo lo definirías y por qué el foco en él?

Política industrial se define como la combinación de incentivos y penalizaciones para fomentar industrias que se consideran prioritarias, y para desalentar las industrias que se consideran perjudiciales. Todas las naciones hacen esto a través de políticas fiscales, mediante el gasto militar, subsidios, el acceso a la tierra, derechos mineros, regalías y otros medios. Nuestra federación de sindicatos se limita a incidir para que la sostenibilidad sea tenida en cuenta cuando se aplican estas políticas.

¿Cómo se combinan los conceptos “política industrial y sostenibilidad” con la tradicional lucha por la defensa de los derechos de los trabajadores?

Los derechos humanos y laborales son una parte fundamental… De hecho, la parte más importante de la dimensión social de la sostenibilidad. Por lo tanto la sostenibilidad no se puede discutir sin incluir las inquietudes de los trabajadores. Sin embargo, esto no sucederá a menos que los sindicatos participen en la discusión ya que ninguna otra institución está calificada para tal fin.

En este contexto, la sostenibilidad para el mundo del trabajo, ¿en que se diferencia de la visión “ecologista” popularizada por la ONU en 1987?

Una visión verde no es suficiente. Es una antigua visión del futuro, que considera sólo el medio ambiente y la economía. Es posible imaginar un mundo en el que el medio ambiente esté protegido y la economía funcione, pero en el que todos seamos esclavos. Obviamente, no podemos aceptar ese futuro. Nos corresponde a nosotros argumentar a favor de un futuro diferente; uno optimista y esperanzador para los trabajadores, sus familias y las comunidades. Ese futuro requiere el respeto de los derechos humanos y laborales, programas sociales, salud, educación, y todas las cosas que hacen que una sociedad sea decente y justa.

¿Qué acciones debemos realizar los trabajadores para ser “socialmente responsables”?

Tenemos que hacer las cosas que hicimos siempre: organizar, negociar colectivamente, participar en el diálogo social y la acción política para defender nuestros derechos y promover los intereses de los trabajadores. Nadie más en la sociedad lo hará por nosotros.

Además, los sindicalistas fuimos los primeros ambientalistas: la mayor parte de lo que sabemos acerca de la contaminación química en el medio ambiente fue identificado por primera vez por las muertes y enfermedades de los trabajadores que fabricaban o trabajaban con esos productos. Ahora, mientras que la contaminación ambiental de todo tipo sigue siendo una amenaza, el cambio climático se perfila como el problema más urgente de nuestra época. El cambio climático amenaza a todo lo que el movimiento obrero significa: la equidad; justicia social; trabajo decente.

Muchas veces, a los trabajadores, temáticas como el Cambio Climático o Efecto invernadero nos suenan lejanos y abstractos…

La ciencia es inequívoca. Hay necesidad de adoptar medidas para limitar la alteración del clima… Ya no prevenir, sino poner un límite. Esto es claro y urgente: o logramos una transición justa hacia una economía social y ambientalmente sostenible; o nos enfrentamos a una lucha a muerte por el agua, la tierra fértil, y otros recursos. Un futuro sombrío que no podemos aceptar. La “timba económica” no entregará la justicia climática. Se requerirá el compromiso de los gobiernos a políticas industriales sostenibles y programas sociales sólidos. El movimiento obrero debe presionar a los líderes nacionales para implementar una política climática global, ambiciosa y vinculante en el interés público. 

Se trata de prevenir una catástrofe climática… sí; pero también se trata de la transformación de millones de puestos de trabajo existentes y la creación de millones de nuevos puestos de trabajo sostenibles. En tanto, estamos gestionando políticas en un período de transición.

En su charla mencionó que entre los cambios de paradigmas se encuentra el desarrollo de energías renovables. ¿Cómo podríamos trabajar en este tema pensando que los sindicatos más fuertes del sector pertenecen a los alimentados por fuentes fósiles (petróleo y gas)?

Precisamente por eso: tenemos la fuerza de estos sectores y debemos comenzar a hablar del tema ahora. Tenemos que ayudar a crear un futuro soñado. El cambio vendrá, nos involucremos o no. Además, si las cosas se hacen correctamente, las energías renovables no son una amenaza para los sindicatos de la energía. De hecho, muchas estimaciones sugieren que van a crear más empleos de los que amenazan cerrar. Sin embargo, debemos exigir una transición justa para el futuro sostenible que todos queremos. Una transición justa debe ser aceptable para los trabajadores actuales de la energía, sino no puede ser considerada «justa». Eso significa que los trabajadores de las industrias de la energía de hoy deben mantener su puesto de trabajo y que no paguen, solo ellos, el precio de los cambios para el beneficio de toda la sociedad. Si esperamos pasivamente a tener una discusión sobre las energías renovables y la forma en que se llevarán a cabo, nos encontraremos sin la capacidad de influir en los cambios que se avecinan.

Tampoco podemos permitirnos ser los defensores de lo indefendible; ese camino conduce a la muerte. Ya muchos sindicatos industriales -antiguamente poderosos- lo han comprobado: los de compuestos de plomo y mercurio, los de tala de bosques nativos, los de minería de amianto (solo por nombrar algunos). Incidimos en los cambios hoy desde una posición de fuerza, o esperamos a que nuestra fuerza se haya ido y luego tratamos de digerir los cambios. Creo que la elección de qué curso de acción es mejor es muy clara.